El café es una de las bebidas más populares y consumidas en el mundo. Con su aroma embriagador y su capacidad para despertar los sentidos, esta infusión se ha convertido en un elemento central de la vida cotidiana para millones de personas. 

Más allá de ser solo una bebida, el café ha adoptado un papel social, acompañando reuniones y conversaciones en todo tipo de contextos. Sin embargo, aunque el café ofrece múltiples beneficios, como su capacidad antioxidante y su potencial para mejorar el metabolismo, también existen ciertas personas para quienes su consumo puede ser perjudicial.

La cafeína, el principal componente activo del café, es un potente estimulante que afecta el sistema nervioso central. Aunque muchas personas pueden disfrutar de sus efectos, otras pueden experimentar consecuencias negativas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada individuo tiene una tolerancia diferente a la cafeína, pero como medida general, no se recomienda exceder las cuatro tazas diarias. A pesar de esta recomendación, hay ciertos grupos para los que incluso un consumo moderado de café podría ser perjudicial.

       
Personas con ansiedad

Para quienes padecen de ansiedad, el café puede ser un detonante. La cafeína aumenta la liberación de adrenalina, lo que puede intensificar los síntomas de ansiedad, como la sensación de nerviosismo, palpitaciones y tensión. Para las personas que ya luchan con estos síntomas, el consumo de café puede empeorar su estado, creando un ciclo difícil de romper. En estos casos, es preferible evitar la cafeína y optar por bebidas que no exacerben la ansiedad.

Niños y adolescentes

El consumo de café en niños y adolescentes no es recomendable. El sistema nervioso en desarrollo de los jóvenes es particularmente sensible a la cafeína, lo que puede provocar insomnio, nerviosismo y un aumento en la frecuencia cardíaca. Además, el café puede interferir con la absorción de calcio, lo que es crucial para el crecimiento óseo en esta etapa de la vida. Por tanto, es aconsejable que los padres restrinjan el acceso al café para este grupo de edad.

Mujeres embarazadas

El consumo de café durante el embarazo es un tema delicado. La cafeína atraviesa la placenta y puede afectar al feto, ya que su metabolismo no es capaz de procesar la sustancia de la misma manera que un adulto. Algunos estudios han vinculado el consumo elevado de cafeína con un mayor riesgo de aborto espontáneo, bajo peso al nacer y otros problemas de desarrollo. Por estas razones, muchas autoridades de salud recomiendan limitar el consumo de café durante el embarazo a una taza por día o menos.

Síndrome de intestino irritable (SII)

Las personas que padecen síndrome de intestino irritable deben ser cautelosas con el consumo de café. La cafeína es un irritante gastrointestinal que puede agravar los síntomas del SII, como diarrea, dolor abdominal y distensión. Además, el café puede estimular la motilidad intestinal, lo que puede resultar problemático para quienes ya tienen un sistema digestivo sensible.

Personas con insomnio

El café es conocido por su capacidad para mantener a las personas alerta, pero este efecto puede ser contraproducente para quienes sufren de insomnio. La cafeína bloquea la adenosina, un neurotransmisor que promueve el sueño, lo que puede dificultar conciliar el sueño o permanecer dormido. Para aquellos con trastornos del sueño, evitar el café, especialmente en las horas de la tarde y noche, es crucial para mejorar la calidad del sueño.

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